Hace unos días en nuestro programa de Entrevistas La Clave, tuvimos la oportunidad de ampliar el debate con diálogos de alto nivel junto a diferentes activistas, profesionales, agentes de cambio del mundo, quienes conforman parte de la historia y de la población LGBTIQ+ de nuestro país. Uno de ellos, Cristian Polo Loayza, fue parte fundamental del proceso de despenalización de la homosexualidad en 1997. Con él conocimos más detalles, como actores relevantes en la recolección de firmas: Diego Mignone y Gino Molinari, quienes en sus ciudades levantaron los apoyos necesarios para cubrir la cantidad de 1400 rúbricas. 400 más de las requeridas en ese momento para presentar la demanda ante la Corte Constitucional para lograr que el artículo 516 del Código Penal Ecuatoriano sea declarado inconstitucional.
La entrevista nos permitió profundizar sobre el ámbito legal de la demanda, pues mucho ha sido escrito sobre las visibles, sobre las que pusieron el cuerpo en las calles y rostro a una anhelada victoria que inició desde el rechazo de la sociedad a lo incomprendido. Hoy, 25 años después, nos vemos ante mayores desafíos que la población LGBTIQ+ toma como un reto diario, alzándose sobre los hombros de quienes en ese momento solo querían detener el abuso policial, el doblar las leyes a conveniencia y que se reivindique que todes somos iguales.
Si quieres verla más a detalle, la enlazamos acá:
Acá, donde inició su propia historia de despenalización, Cristian Polo Loayza nos deja sus propias reflexiones de aquel suceso histórico.
Mi proceso de despenalización
Terminados mis estudios universitarios como abogado en la universidad de Cuenca, viajé a la ciudad de Quito, como todos en busca de mejores oportunidades. Inicialmente conseguí trabajo en el departamento de cobranzas de un banco, pero dos meses después mi jefe se enteraría que soy gay y fui despedido sin ninguna explicación. Llegué a FEDAEPS porque para ese entonces ya era una organización conocida dentro de la comunidad LGBT por su trabajo en los derechos de las personas con VIH SIDA. Allí fue donde conocí a Orlando Montoya. FEDAEPS tenía varios componentes, la parte de salud y educación para las personas viviendo con VIH y la parte de derechos LGBT, Orlando estaba encargado de este componente, le conté mi caso y me explicó que dentro del componente que él dirigía había un subcomponente llamado «alerta homofobia» que tenía que ver con los derechos de la comunidad LGBT por discriminacion y también la despenalización del articulo 516 del código penal ecuatoriano. Desde entonces me encargue de la parte legal de cómo lograr la despenalización del artículo 516.Junto con Orlando vimos varias maneras, una de ellas fue tratar de lograr la despenalización a través del Congreso Nacional, pero por la situación política del país en ese momento no era viable. El presidente del país salió huyendo a Panamá y se buscaría quien reemplace al presidente. Rosalia Arteaga estuvo en el poder por dos días para luego pasar a gobernar el señor Fabián Alarcón. Con este panorama político la propuesta ante en Congreso no era viable.
Otra de las posibles vías para la despenalización era a través del Tribunal Constitucional pero requería de la recolección de mil firmas con cédula de identidad para presentar ante el tribunal.
Mientras trabajábamos en más posibilidades, el 15 de junio llegó a mi conocimiento por parte de mis amigos en Cuenca que la noche anterior se dio una redada en el bar Abanicos de dicha ciudad y que doce personas, (muchos de ellos amigos y conocidos míos de la universidad) habían sido llevados a un centro penitenciario y una vez allí algunos de ellos fueron ultrajados e inclusive violados por otros presos.
Al conocer esto me puse en contacto con el grupo y conseguimos que FEDAEPS pagara el viaje del grupo a la ciudad de Quito y con ellos, al igual que con activistas de la ciudad de Quito y Guayaquil, el 12 de Julio creamos Triángulo Andino, la primera organización gay para defender los derechos de la comunidad LGTB con miras a la despenalización del artículo 516. Por primera vez una organización LGTB salía en las primeras planas de los diarios nacionales dejando saber nuestra lucha por la reivindicación de nuestros derecho . Semanas más tarde se dieron a conocer otras organizaciones como Tolerancia y Cocinelli.
Conseguimos hacer una reunión con representantes de los tres grupos para poder trazar los lineamientos legales y políticos de la propuesta, las reuniones se daban en la sede de FEDAEPS.
El grupo Triángulo Andino participaba con Orlando Montoya y mi persona, Cocinelli con Gonzalo Abarca y Alberto Cabral (hoy, se llama Purita Pelayo), Tolerancia con Diego (me abstengo el apellido pues no tengo su consentimiento). En las reuniones se vio más viable la despenalización a través del Tribunal Constitucional. El grupo Cocinelli tenía el asesoramiento de la APDH y a través de ellos se contactó al Dr. Ernesto López que accedió a patrocinar la demanda. Tras una primera reunión con el Dr. López me indico más o menos los lineamientos que debería tener la demanda para tener éxito. Redacte una primera, segunda pero la tercera fue la vencida y esta vez el Dr. López estaba satisfecho y accedió a firmar la demanda. Paralelamente los tres movimientos trabajaban por igual en las calles, bares y donde se pudiera conseguir firmas, se decidió presentar más del número que se necesitaba en el caso de que algunas firmas fueran rechazadas.
Mientras todo esto sucedía Orlando y yo éramos invitados a debates y entrevistas para defender la despenalización. Personalmente en mi casa nunca les había contado mi orientación sexual era difícil pues mi padre siempre hacía comentarios homofóbicos con sus amigos así que siempre lo mantuve en secreto, pero con el caso de la despenalización estando en las noticias todos los días y siendo yo uno de los defensores del la despenalizacion como miembro de la una organización LGTB la noticia llegó a mi casa sin necesidad de que yo dijera nada. Luego mi madre me contó que y las vecinas del barrio habían decidido reunirse y visitaron a mi madre para ver si ella sabía que yo estaba “defendiendo a los maricones” ella me dijo, yo les abrí la puerta de la casa y les dije, “si vienen con esa clase de chismes, aquí esta la puerta». Nunca pude estar mas orgulloso de la madre que tengo. No había necesidad de hablar más al respecto, ya todo estaba dicho.
El caso se presentó y el Tribunal Constitucional derogó la parte primera del inciso del artículo 516 que penalizaba la homosexualidad en el Ecuador. Un gran paso en los derechos de la comunidad LGBT, mi padre dos días después de la derogación me llama por teléfono, mi relación con el nunca fue muy buena así que cuando conteste el teléfono no lo hice de la manera más amistosa, pero mi padre me dijo que me callara, quería dejarme saber que había visto la noticia en el diario El Universo, que había recortado la parte de la noticia con mi foto y se la estaba mostrando a todos sus amigos, quería dejarme saber lo orgulloso que se sentía, después de eso los dos callamos y lloramos juntos.
Luego de la despenalización, en el Ecuador se había formado una Asamblea Constituyente que tenía como objetivo reformar la constitución del Ecuador. Se me invitó a tomar parte de grupos de trabajo con diferentes componentes de la sociedad civil, el grupo de las mujeres, jóvenes e indígenas y por primera vez un representante del movimiento LGBT. Aquí; cada organización presentaría propuestas para la nueva constitución, yo presente en la parte de derechos humanos de la constitución la no discriminación por orientación sexual, la propuesta fue patrocinada por miembros del movimiento Pachakutik y fue aprobada en Mayo de 1998. Ecuador se convirtió en el tercer país en el mundo en ese momento en proteger los derechos de las personas por su orientación sexual.
La despenalización del artículo 516 fue un gran paso en los derechos de la comunidad LGTB pero fue un gran paso personal, después de la despenalización no tenía necesidad de esconderme nunca más con mi familia o amigos, este proceso me ayudó a conseguir libertad de ser yo mismo, saber que nunca tuve que buscar la aceptación de mis padres, ellos ya me aceptaban y querían tan cual como soy desde mucho antes. Muchas veces nosotros mismos nos penalizamos sin saber, el proceso para dejar de hacerlo no es fácil, pero vale la pena intentarlo.