Buenos Aires, 7 nov (EFE).- El Gobierno de Alberto Fernández se juega en los comicios legislativos del próximo domingo su hasta ahora predominio en el Parlamento, unas elecciones que se celebrarán en un contexto económico difícil para Argentina y con el antecedente de la dura derrota del oficialismo en las primarias de septiembre pasado.
Oficialismo y oposición concentran sus últimos esfuerzos en la semana que se inicia este domingo, que estará marcada por los cierres de campaña, oportunidad final para intentar captar el voto de los 34,3 millones de argentinos llamados a las urnas.
En los comicios del próximo domingo se renovarán 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado.
Las listas de candidatos en competencia fueron definidas el pasado 12 de septiembre, en elecciones primarias con bajo nivel de participación por la pandemia y pese a que en Argentina el voto es obligatorio.
Esa jornada electoral se saldó con un duro revés para el gobernante Frente de Todos, que obtuvo un tercio de los votos totales, perdiendo significativo terreno respecto al resultado que en los comicios generales de octubre de 2019 llevó a Alberto Fernández a la Casa Rosada.
Como contrapartida, Juntos por el Cambio, el principal frente opositor, logró algo más del 40 % de los votos, mejorando su desempeño electoral.
SONDEOS VATICINAN TRIUNFO OPOSITOR
De repetirse el resultado de las primarias, el oficialismo perdería el quórum propio en el Senado y podría reducir su bancada en Diputados hasta prácticamente quedar en igualdad numérica o, incluso por debajo, del bloque de Juntos por el Cambio, alianza que que en septiembre consiguió sonoros triunfos en los mayores distritos electorales del país: las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza y la capital del país.
Los sondeos más recientes coinciden en que Juntos por el Cambio sacará una ventaja cercana a los diez puntos al oficialismo, replicando e incluso mejorando un poco el resultado de las primarias.
«Todo indica que el Gobierno va a sufrir una derrota mayor a la de las primarias. Eso marcan las principales encuestas. Podría llegar a mejorar algunos puntos en la provincia de Buenos Aires, pero Juntos por el Cambio volvería a ganar en este distrito y en el interior ampliaría la ventaja, sobre todo en la zona centro del país», dijo a Efe el analista Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.
Para el experto, la «derrota histórica de mitad de mandato» a la que se encamina el Gobierno podría «acelerar las pujas internas», «con un posible «desprendimiento total» del ala que responde a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández.
LA ECONOMÍA, A EXAMEN
En la decisión de los votantes pesa un escenario económico muy complejo.
Si bien la economía argentina muestra actualmente signos de recuperación tras la recesión iniciada en 2018 y el golpe pandémico que hundió la actividad un 9,9 % en 2020, las secuelas de la crisis son evidentes y tienen su costado más calamitoso en un índice de pobreza del 40,6 % y serios problemas de empleo.
La alta inflación no da tregua -52,5 % interanual en septiembre y con tendencia a acelerarse-, se come los ingresos y desalienta la inversión en un país sin acceso a financiación externa, restricciones cambiarias, alto déficit fiscal y una multimillonaria deuda con el Fondo Monetario Internacional que Argentina todavía no logra refinanciar.
Este escenario ya le costó al Gobierno una derrota en las primarias, o al menos así lo entendieron en el oficialismo, que tras la elección de septiembre ventiló abiertamente sus debates internos sobre la política económica.
La disputa entre el sector afín a Alberto Fernández y el que responde a la vicepresidenta se saldó con una remodelación del Gabinete de Gobierno y la decisión del Ejecutivo de «inyectar» dinero en los bolsillos de los argentinos a través de ayudas y estímulos estatales a diversos sectores financiados mediante una mayor emisión monetaria a la que no pocos economistas achacan la nueva aceleración de los precios.
Según el analista Jorge Daniel Giacobbe, director de la consultora Giacobbe & Asociados, «las elecciones generan un espacio de catarsis social que permite al electorado argentino meterle un sopapo (paliza) al Gobierno para expresar su disgusto».
De acuerdo a un sondeo de esta consultora, sólo el 9,2 % de los argentinos cree que la inflación descenderá en 2022 y el 11,2 % que bajará la pobreza.
«Pero la mayor parte ve todo mal y, por ende, hará tronar el escarmiento», consideró Giacobbe.