Quito, 21 oct (EFE).- El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica reportó este jueves que desde 2019 sus especialistas han registrado el nacimiento de más de 42.000 tortugas marinas en la provincia de Esmeraldas.
Equipos de expertos y guardaparques de los Refugios de Vida Silvestre Manglares Estuario del Río Esmeraldas, Río Muisne y Reserva Marina Galera San Francisco, han contabilizado un total de 42.580 neonatos de tortuga marina ingresados al mar desde 2019 hasta lo que va de la actual temporada 2021-2022, de un total de 601 nidos eclosionados, precisó el Ministerio en un comunicado.
La temporada de monitoreo de tortugas marinas es de junio a febrero y los huevos cumplen el ciclo del desarrollo embrionario y eclosionan entre los 45 y 51 días después del desove, dependiendo de la temperatura, que también determinará el sexo de las tortugas.
La mayoría de las tortugas nacidas en Esmeraldas pertenecen a las especies Golfina (Lepidochelys olivácea), seguida de la Tortuga Verde (Chelonia mydas) y Laúd (Dermochelys coriácea).
Los técnicos de los parques naturales realizan recorridos diarios, diurnos y nocturnos, en los cantones de Esmeraldas y Muisne, en la misma provincia, siguiendo el Protocolo de Monitoreo estipulado en el Plan Nacional para la Conservación de las Tortugas Marinas.
La administradora del Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario del Río Esmeraldas, Esther Palomino, manifestó lo «gratificante para el equipo, luego de los días de incubación, de ver emerger los neonatos de tortugas marinas e incorporarse al mar, para así iniciar su ciclo de vida».
El proceso de arribo, desove y retorno al mar de las tortugas marinas se realiza en un tiempo estimado de entre 40 y 50 minutos.
En ese lapso los guardaparques, con el apoyo de voluntarios, esperan a que inicie el proceso de desove para intervenir y tomar las medidas morfológicas, colocar identificaciones e ingresar los datos en la ficha técnica.
Cuando un nido corre peligro es reubicado y vigilado para garantizar el nacimiento de los neonatos, y si en las playas hay visitantes, los técnicos delimitan el nido con un área de 3 metros a fin de garantizar que el proceso se complete de la manera más natural posible.