Quito, 27 oct (EFE).- Alentados por el movimiento indígena, manifestantes ecuatorianos bloquearon este miércoles al menos una docena de carreteras, entre ellas el acceso norte a Quito, mientras el presidente Guillermo Lasso instaba nuevamente al «diálogo» para solucionar los problemas económicos y sociales.
Algo más aplacada que el martes, cuando la capital fue el epicentro de los choques con la Policía, la ola de protestas de esta segunda jornada de movilización se ha traducido sobre todo en el bloqueo de vías principales, con algunos brotes de violencia al acudir las fuerzas del orden a desbloquearlas.
Un «protocolo» que se ha repetido en al menos 9 provincias de las 24 del país andino, todas ellas a lo largo de la Sierra andina y la Amazonía, en las que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) tiene mayor predicamento.
Aunque por causas accidentales, las protestas causaron hoy la muerte de un periodista de 67 años que cubría una movilización en la provincia de Cotopaxi y cayó de una camioneta, informó la ONG Fundamedios, que denunció también el disparo «a quemarropa» con una bala de caucho a otro profesional de la información por parte de un Policía.
UN RITUAL CON LA POLICÍA
Las provincias de Pichincha, Chimborazo, Tungurahua, Imbabura, Bolívar, Cotopaxi, Morona Santiago, Pastaza y Azuay vieron cortadas algunas de sus carreteras en distintos puntos mediante piqueteros de poblados aledaños, en lo que no dejó de ser casi un ritual.
Para Quito ha supuesto el corte de la Panamericana Norte, por la que se accede a la ciudad desde esa dirección, razón por la que fuerzas antidisturbios insistieron en disolver las manifestaciones.
Tras retirar la tierra y pedruscos colocados en el asfalto, así como neumáticos ardiendo, los antidisturbios entraron a San Miguel del Común, lo que provocó enfrentamientos con pobladores que coreaban consignas como «¡Qué vuelve Correa!», «¡Fuera Lasso!» o «¡Fuera Policía!».
Rafael Correa es el presidente de la izquierda bolivariana que gobernó Ecuador entre 2007 y 2017, condenado por un delito de cohecho en una caso de corrupción que él niega.
Un habitante de ese poblado se quejó a Efe del «paquetazo que se ha venido construyendo durante este Gobierno» y dijo que ha pedido a Guadalupe Llori, la presidenta de la Asamblea Nacional (Parlamento), que «no se olvide de dónde salió y ayude al pueblo a rechazar» las reformas previstas.
Y amenazó con llevar las movilizaciones a la Asamblea si no escuchan los requerimientos de que «baje el combustible al precio que estaba».
Convocadas por sindicatos y movimientos sociales, las protestas comenzaron el martes con un trasfondo de crisis política y económica casi generalizada, marcado por la aparición del presidente en los Papeles de Pandora, las reformas fiscal y laboral que pretende sacar adelante para reactivar la economía y, más a corto plazo, un severo incremento del precio de los combustibles.
Tras meses de incrementos por la subida del crudo en los mercados internacionales, Lasso congeló precios el viernes tratando de aplacar la indignación popular, pero con la tarifa de septiembre y no la de junio como le exigían.
Ante el avance de la población en San Miguel y los ataques con petardos, palos y piedras, la Policía recurrió a gases lacrimógenos.
«Lo que buscamos es salvaguardar la seguridad y la integridad de las personas, así como la libre movilización de los vehículos», argumentó el coronel de Policía Enrique Bautista, subcomandante del Distrito Metropolitano de Quito, quien pidió a los manifestantes ejercer sus derechos sin afectar la movilidad de los demás.
MOVILIZACIÓN PERMANENTE
San Miguel fue una de las zonas más sensibles durante esta jornada en el Distrito Metropolitano, donde también se registraron incidentes de la misma o menor intensidad en el sector de la Mitad del Mundo, de gran interés turístico, en el Valle de Los Chillos, y las vías Cunuyacu e Intervalles, que las autoridades evacuaban una y otra vez.
Frente a la ola de disturbios, Lasso ha insistido en que «es el momento de estar unidos» e hizo un nuevo llamamiento «al diálogo, a los consensos y a pensar en el bien del país».
En una ceremonia militar, instó a «no pensar en intereses personales, partidistas o gremiales», pero aseguró que la Policía y las Fuerzas Armadas, estas últimas avaladas por el Estado de excepción decretado la semana pasada, seguirán garantizando «el control y el orden».
El martes, al menos 8 policías resultaron heridos en los disturbios y 37 personas fueron detenidas, para quienes los sindicatos y movimientos sociales exigieron hoy su inmediata liberación.
Tras una reunión, sus líderes calificaron como un «éxito» la primera jornada de protestas y aseguraron que «el pueblo ya no tiene miedo», según Wilson Álvarez, presidente de la Federación Ecuatoriana de Trabajadores Municipales.
En una rueda de prensa en Quito, anunciaron para la próxima semana una convención para promover una huelga nacional, entre las medidas previstas de lo que llamaron una «movilización permanente».